La naturaleza ha hecho al hombre feliz y bueno, pero la sociedad lo deprava y lo hace miserable
Jean-Jacques Rousseau
En 1954, el británico William Golding publica su primera novela “El señor de las moscas”, siendo la más exitosa de su carrera literaria. El libro es infantil e inocente al inicio, pero profundo y perturbador al final.
Solo encontré una forma de describir la impresión general de este libro y fue a través de esta pequeña historia:
Imaginemos la escena en la que un niño muy pequeño está jugando alegremente en el jardín de su casa, imperturbable, desconocedor de lo bueno y lo malo. Luego aparece otro niño bastante mayor, con la avidez de un tigre hambriento; observa al pequeño, su quietud le inquieta, una parte de sí quiere jugar, otra quiere dañar.
Su instinto le exige que demuestre poder. Descarga la furia de sus voces internas, contra el rostro casi traslúcido del pequeño, su sucio zapato invade la inasible paz de su presa. Al descubrir lo que ha hecho, se siente confundido, teme, corre.
Él cree que ha corrido durante horas, agotado, asfixiado por los recuerdos, se detiene. No piensa en el pequeño al que golpeó, solo piensa en él mismo. Piensa en los golpes que recibía a mano de su padre, lo ama, desconocía el origen de su ira, piensa en la risa burlona de su madre, ¡oh, madre cuánto me has humillado!, piensa en las miradas juzgonas de sus hermanas, piensa en los azotes recibidos por algo que no hizo. Le duele una parte que no puede tocar con sus dedos. Aún no piensa en el pequeño al que golpeó. Se sienta bajo un árbol, solo, llora, llora porque los ojos de su padre eran color fuego, llora porque las risas de su madre le calcinaban muy adentro. No llora por el pequeño al que golpeó, llora porque dentro de él, un pequeño aún llora.
¿Es el niño pequeño víctima de las circunstancias? ¿Es el niño mayor perverso? ¿fueron sus acciones inconscientes? ¿quién es la víctima? Preguntas cómo esas surgen a lo largo de la lectura.
Esta es una obra de construcción simple e interpretación compleja. La historia base trata sobre una treintena de niños que, por razones no muy claras, terminan solos en una isla tropical, a merced del clima y de su propia naturaleza.
Se creó un sistema jerárquico, se impusieron normas y se establecieron prioridades. La manera en la que se desarrolló esa sociedad es el hilo conductor del relato, las consecuencias de cada decisión tomada son el elemento de conflicto, que enfrenta al lector contra sus miedos, creencias y perversiones propias.
La obra es una carta de amor al simbolismo. El mismo título es un apodo de Belcebú (Satanás), que en la religión cananea representaba a un dios, mientras que en el cristianismo representaba un demonio. El señor de las moscas es una danza eterna entre lo bueno y lo malo, siendo nuestra consciencia el juez que emite el veredicto.
No hay nadie que te pueda ayudar. Solamente yo. Y yo soy la fiera
Golding, William (1954). El señor de las moscas
Este clásico, considerado una obra de postguerra, plasma la incertidumbre de una época en la cual dos grandes bloques económicos se amenazaban con destruirse mutuamente. Es una fotografía de cómo los seres “civilizados” pueden transformarse en “monstruos” con tal de satisfacer sus caprichos egoístas.
El brazo de Roger estaba condicionado por una civilización que no sabía nada de él y estaba en ruinas
Golding, William (1954). El señor de las moscas
El libro es un reflejo de las necesidades psicosociales del momento y de su autor, quien deconstruyó las anteriores historias sobre náufragos que felizmente salían adelante, a partir de elementos simples pero convincentes, ridiculizando de esa manera el romanticismo de esa fantasía.
Si tienes miedo de alguien le odias, pero no puedes dejar de pensar en él. Te engañas diciéndote que de verdad no es tan malo, pero luego, cuando vuelves a verle…. es como el asma, no te deja respirar
Golding, William (1954). El señor de las moscas
El señor de las moscas es un libro que merece ser leído. Es una novela corta, pero sustanciosa, que no exime a ningún lector de cuestionar su rol en la sociedad. Lectura recomendada 10/10.

Excelente reflexión
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