Apreciaciones, Lectura

#Apreciaciones Las aventuras de Miguel Littín, clandestino en Chile – Gabriel García Márquez

García Márquez no necesita presentación. Cada vez que escucho su nombre es imposible que mi mente no lo asocie con el realismo mágico, Macondo y El Coronel. En 2006 leí Crónica de una muerte anunciada y aún recuerdo mi asombro ante tanta excelsitud. Tiempo después leí La Hojarasca, El amor en los tiempos del cólera, El Coronel no tiene quién les escriba, hasta llegar a Cien años de soledad, todas obras increíbles del Nobel de Literatura.

Miguel Littín es un director de cine chileno, que tuvo que huir de su país como exiliado en 1973 ante el establecimiento de la dictadura de Pinochet. Gracias al productor italiano Luciano Balducci; logró conseguir el soporte para emprender un designio personal que ya de por sí era arriesgado y complejo: ingresar a Chile con credenciales falsas, documentar los horrores de la dictadura y denunciarlos a través de una película y un documental.

Márquez se interesó en la hazaña de Littín y en una visita a Madrid acordaron la creación del libro. García aprovechó su experiencia de comunicador para crear uno de los reportajes periodísticos más importantes de su carrera; «Las aventuras de Miguel Littín, clandestino en Chile». Después de un interrogatorio de casi una semana (18 horas de registros magnetofónicos), Márquez tuvo el desafío de desarrollar una armonía entre voz, tiempo, realidad y modo. Así, 139 páginas después, nace este relato que nos consumirá en una agonía infinita de temor, frustración, tristeza y gozo.

Littín como narrador homodiegético (que está dentro del relato y participa como protagonista o testigo) nos hace parte de la historia, no cuenta lo que otros le contaron; sino lo vivido y lo sufrido. En el desarrollo de esta crítica social recibiremos breves pero relevantes datos históricos, con el objetivo de comprender el espíritu de la aventura. La narrativa es tan clara, que nos transportará al Chile de 1985, deambularemos por sus calles, visitaremos sus hoteles y padeceremos las angustias de Miguel, desde su arribo hasta su escape.

“… Fuimos los últimos en subir al avión, y lo hicimos con tanta prisa que no fui consciente de estar repitiendo uno por uno los mismos pasos que había dado doce años antes, cuando tuve que abordar el avión para México. Ocupamos los últimos lugares, que eran los únicos disponibles. Entonces padecí la emoción más contradictoria de todo el viaje. Sentí una gran tristeza, sentí rabia, sentí otra vez el dolor intolerable del destierro, pero sentí también el alivio inmenso de que todos los que participaron en mi aventura estuvieran sanos y salvos…”

García Márquez, Gabriel (1986). La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile

El narrador expone las heridas de su alma; el sabor amargo del exilio, la lejanía de su familia, la añoranza de lo dejado atrás, tal vez por eso una y otra vez recuerda la vida de grandes coterráneos como Pablo Neruda, Salvador Allende y Violeta Parra.

“…De pronto sonó el cañonazo distante de las doce, las palomas volaron espantadas, y los carillones de la Catedral soltaron al aire las notas de la canción más conmovedora de Violeta Parra: Gracias a la Vida. Era más de lo que podía soportar. Pensé en Violeta, pensé en sus hambres y sus noches sin techo de París, pensé en su dignidad a toda prueba, pensé que siempre hubo un sistema que la negó, que nunca sintió sus canciones y se burló de su rebeldía. Un presidente glorioso había tenido que morir peleando a tiros, y Chile había tenido que padecer el martirio más sangriento de su historia, y la misma Violeta Parra había tenido que morir por su propia mano, para que su patria descubriera las profundas verdades humanas y la belleza de su canto. Hasta los carabineros la escuchaban con devoción sin la menor idea de quién era ella, ni qué pensaba, ni por qué cantaba en vez de llorar, ni cuánto los hubiera detestado a ellos si hubiera estado allí padeciendo el milagro de aquel otoño espléndido…”

García Márquez, Gabriel (1986). La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile

El relato es fascinante por derecho propio y García Márquez lo enaltece con un trabajo perfectamente estructurado, con un manejo impecable del tiempo, el espacio y la psicología humana. Esta ha sido mi primera lectura de un reportaje periodístico y no podría pensar en un mejor rito de iniciación.

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